La semana que pasó fue importante para entender qué pasa hoy dentro de los movimientos sindicales y cuál es su relación con el gobierno de Mauricio Macri.
Durante los últimos días, se plantearon dos escenarios muy distintos. Por un lado, funcionarios del oficialismo se reunieron con dirigentes de la Confederación General del Trabajo con el objetivo de desarticular un posible paro que ya se cocinaba en la conducciónd de la CGT.
Las negociaciones terminaron con el compromiso del Gobierno de obligar al sector privado a pagar un bono de fin de año de 5000 pesos. La administración macrista y los gremios intentaron buscar una salida negociada para apuntalar los salarios, que han quedado retrasados respecto de la alta inflación.
Al mismo tiempo, se observó otro escenario completamente distinto al anterior. El jueves Aerolíneas Argentinas amaneció con un paro sorpresivo disfrazado de asamblea, que dejó sin volar a más de 30000 personas. Un paro totalmente extorsivo que tomó de rehenes a los pasajeros.
En esta situación particular, el gobierno de Macri demostró que todavía no sabe reaccionar ante estos conflictos. Amenazó con sancionar a los sindicatos y realizó una denuncia penal pero, evidentemente, ante los grupos más intransigentes del gremialismo, el oficialismo no encuentra maneras de buscarle una salida a la crisis.
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