En su espacio habitual de análisis y reflexión, Gerardo ‘Tato’ Young realizó un balance político, económico, judicial y deportivo de lo que dejó el turbulento 2018.
El gradualismo de Cambiemos colapsó a fines de abril y principios de mayo. En parte por eventos externos pero también por mal calculo y errores propios. Esto produjo un estallido de las Lebac y un fuerte aumento del dólar y de la inflación.
El Gobierno hizo lo impensado: nos devolvió al Fondo Monetario Internacional, que vino con un préstamo muy importante y sus clásicas recetas. Al mismo tiempo, subieron las tarifas y se achicaron los salarios.
Lo que era “el mejor equipo de los últimos 50 años” finalmente exhibió toda su impotencia y debió apurar un ajuste que dejó de ser gradual. Y en mitad de la tormenta, volaron varios ministros. Un recambio hecho a la fuerza.
No obstante, Mauricio Macri tuvo algunos buenos momentos como el hallazgo del submarino ARA San Juan, el despertar de la Justicia federal y la organización de la cumbre del G20 y los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires.
Otro suceso relevante fue la revolución femenina a través del Ni Una Menos, los pañuelos verdes a favor de la legalización del aborto y las denuncias contra acosadores y violadores.
En materia deportiva, fue el año del superclásico más largo del mundo. La final de la Copa Libertadores de América que enfrentó a Boca Juniors con River Plate y a los violentos contra los que intentan llevar adelante un país en paz.
Además, se retiró Emanuel Ginobili del basquet profesional, Juan Martín Del Potro peleó en las grandes ligas del tenis mundial y aplaudimos a los jóvenes atletas de los Juegos Olímpicos. Sin embargo, la Argentina volvió a perder otro Mundial. La derrota mundialista desnudó una dirigencia del fútbol argentino que no está a la altura de las circunstancias y a un técnico que no era técnico.
Por el lado de los medios y la farándula, la tele perdió audiencia directa. Ni Marcelo Tinelli ni Mirtha Legrand son lo que supieron ser. Las peleas farandulescas coparon la política. El mejor ejemplo es la pelea interna dentro de la Corte Suprema de Justicia entre su presidente Carlos Ronsenkrantz y su antecesor, Ricardo Lorenzetti.
En esa misma línea, el peronismo se invervino a sí mismo. Cabe recordar que hubo una intervención judicial al Partido Justicialista, que durante un tiempo quedó a cargo de Luis Barrionuevo por orden de la jueza federal María Servini.
Asimismo, la diputada nacional Elisa Carrió tomó a Mauricio Macri de la solapa en varias oportunidades, algo impensado algún tiempo atrás. A la vez, el presidente sigue tomando de la solapa a los radicales.
El Congreso de la Nación, para variar, discutió muy poco este año. La despenalización del aborto fue el tema central en la agenda legislativa pero quedará para el año que viene como las hipotéticas reformas laborales e impositivas.
Como demostraron Cristina Kirchner y Carlos Menem, el Senado es básicamente un aguantadero y un lugar de refugio para los perseguidos por la Justicia.
El 2018 dejó la causa de los cuadernos del ex chofer Oscar Centeno. Las valijas de dólares que iban directamente a la Quinta de Olivos durante las presidencias de los Kirchner. Los empresarios presos y los arrepentidos. Fue el Lava Jato argentino. Seguirán desfilando los sospechosos de siempre en tribunales.
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