El diagnóstico es viejo, pero los pacientes y el público se renuevan. Los políticos argentinos se dividen fácilmente en dos grandes grupos: los culposos y los negadores . En la primera categoría entran los radicales y sus nuevos socios. Ellos sufren el poder y en particular el día después. Cargaron como una cruz la híper de Alfonsín, se flagelaron con el sonido del helicóptero de De la Rúa. Habrá que ver la evolución de Macri, pero hay que suponer que sigue atrapado en el trauma de su propia derrota: el paciente ha perdido el habla.
Los peronistas son todo lo opuesto. Ellos acomodan la historia para que su peso no sea una carga. La Triple A fue el invento solitario de un brujo, Isabel es una señora olvidada en el exilio, en el baúl de Herminio entran las otras macanas y así hasta Menem, otro innombrable, que gobernó durante más de diez años pero se lo mantiene escondido en un sótano, hasta cuando se lo necesita. El mismísimo regreso del kirchnerismo intenta limpiar de su memoria la multiplicación de desfalcos y yerros. Como si en el 2015 hubieran dejado la Alemania de Merkel y no a este desastre.
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Pero el más grande de los actos de negación del peronismo es el conurbano . En las últimas horas expresado en boca de su nuevo gobernador, el paciente Axel. Fue hasta conmovedor verlo el día sábado por la noche, junto a Alberto y Horacio (ahora todos se llaman así, por nombre de pila). Axel describió la catástrofe de su territorio como si fuera un narrador lejano o un simple plateísta observando el drama que transcurre en la cancha. Pobreza estructural, dijo. Unas 1.800 villas. Ni siquiera hay plazas públicas. Con el sistema de salud a la miseria. Esto fue lo que nos dejaron, dijo además. ¿Quién? Por supuesto que María Eugenia Vidal (otra paciente de riesgo), la gobernadora de los últimos cuatro años, los malditos últimos cuatro.
Hay que hacer un esfuerzo extraordinario para imaginar que en cuatro años se haya logrado semejante destrucción en el conurbano. El peronismo gobernó la provincia entre 1987 y el 2015 , y dominó desde siempre algunos distritos imposibles como La Matanza , donde todavía hay rastros de paredes pintadas en favor de Alberto Ballestrini , extinto hace más de diez años, porque las huellas del peronismo son imborrables tierra adentro, donde la pobreza estructural y todo lo que señaló Axel existe de veras, aunque nadie quiera hacerse cargo. ¿Hace falta explicar la responsabilidad central del peronismo en la destrucción del conurbano? ¿Se olvidó Axel que él mismo era Ministro de Economía de Cristina, cuando le negaban auxilio económico a la Provincia mientras la pobreza se multiplicaba?
Sabemos que Cristina se siente ahora la dueña del conurbano. Lo es en votos, nadie se lo puede negar. Y pondrá toda su energía, a través de Axel o ella misma, en lograr que sus votantes se sientan defendidos por ella. Lo importante del mensaje es, como siempre, una apelación al sistema de opciones de la democracia. Si no se puede mejorar la vida de los bonaerenses, que los ciudadanos sepan que los otros políticos son peores, porque no saben sacarse de encima sus fantasmas, una patología imperdonable cuando la urgencia es por el día a día, cuando la emergencia no da tiempo para mirar atrás.
Después nos preguntamos por qué somos el país con más psicólogos por metro cuadrado en el mundo.
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