Así es, tenemos que dejar de leer a Wikipedia al menos por dos años. La enciclopedia libre del mundo virtual no entiende nada de nosotros, los argentos.
Para empezar, esta semana nos ha sorprendido con una definición muy fuerte sobre Cristina Kirchner. Además de mostrar su currículum y su historial como política depredadora, la ha definido de una forma por lo menos tenaz: “Ladrona de la Nación Argentina”, la presentó. Semejante “error” generó una gran indignación entre los seguidores de Cristina y una enorme confusión entre los jueces que tienen escondidos los expedientes donde se la acusa de ser lo que Wikipedia anuncia. Es sabido que en los Tribunales orales de la Justicia federal, hay cinco juicios a la espera de iniciarse o de reactivarse. Pero no se ve rastro alguno de que vayan a empezar tras la cuarentena, ni nunca. Wikipedia miente.
Quienes redactan los diccionarios virtuales no entienden nada sobre el funcionamiento de Comodoro Py. No entienden que los jueces nunca navegan contra la corriente. Menos cuando el Gobierno amenaza con una reforma que les quitará poder. Incluso a la Corte Suprema. En cambio, desde el mismo Gobierno -con ayuda del macrismo- se fuma la pipa de la paz con jueces federales como Rodolfo Canicoba Corral o Luis Rodríguez, acusados de cobrar millones de dólares para beneficiar a corruptos. Pero claro, una cosa lo que se escribe -en Wikipedia o en los expedientes-, y otra es lo que la Justicia dicta como verdad probada. La Justicia miente, porque siempre zafa.
En estos tiempos donde la verdad es tan opinable, Wikipedia vuelve a traicionarnos. Ya no por decir, sino por no hacerlo. El gran sanitarista del peronismo, Ramón Carrillo, hizo decenas de hospitales y a mediados del siglo pasado diagramó una política de salud que fue ejemplo en el mundo. Pero resulta que, y no lo dijo Wikipedia, que Carrillo que era fan de la Alemania de Hitler y que apadrinó en nuestras pampas a por lo menos un jerarca que “curaba” homosexuales a fuerza de inyecciones y hacía experimentos criminales con minusválidos y deformes. El más sorprendido, en este caso, debió ser el pobre Zamba, dibujito preferido del kirchnerismo, que mientras criticaba al gran Sarmiento jugaba al fulbito con el Doctor Carrillo. Toda esa confusión, por si fuera poco, era explicada como sabia certeza a nuestros hijos. Zamba miente, pero ni siquiera lo sabe.
Wikipedia es, como sabemos, una construcción colectiva y caótica. Lo escribe el que se le da gana; lo corrige el que puede. Casi como el mundo de hoy, donde lo cierto dura cinco minutos o el tiempo que se extingue entre un click y el siguiente. La locura está ahí, en ese presente fugaz y por lo tanto demasiado finito, en una batalla bestial por un relato que nunca logra asentarse y entenderse por sí mismo. Hoy Cristina es la segunda de Alberto. Hoy Macri organiza un partido de fútbol mundial para juntar fondos para la combatir la pandemia. Nuestros líderes (o ex) ayudan a confundirnos. Nuestra historia, como siempre, se usa para dividirnos.
Hay más, siempre hay más. Si no es en Wikipedia, en todos lados. Los jubilados le ganarán a la inflación. Los suecos son unos giles. La grieta se terminó con la cuarentena.
Busco la definición de verdad, según Wikipedia. Sostiene que es la coincidencia entre una afirmación y los hechos. Está claro, una vez más, que no nos entienden. Hay que dejar de usar Wikipedia. Al menos por dos años.
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